La hipocresía de Luisa Alcalde y la Deshonestidad Intelectual de MORENA

Luisa Alcalde, en su calidad de Presidenta Nacional de MORENA, no respondió a los argumentos de Lilly Téllez; los tergiversó de manera cínica y premeditada. Su reacción no busca un debate serio sobre seguridad, sino envenenar el pozo del diálogo político, polarizar a la sociedad y ocultar la complicidad que desde su partido y el gobierno se ha tenido con el crimen organizado.

1. La Tergiversación como Arma Política:

El núcleo de la deshonestidad intelectual de Alcalde radica en la construcción deliberada de un "hombre de paja". Lilly Téllez nunca pidió una "invasión" ni que México "reciba ayuda" de Estados Unidos en términos de una intervención militar extranjera. Su postura, alineada con declaraciones de figuras internacionales, se centraba en dos puntos específicos:

• Catalogar a los carteles como organizaciones terroristas por su capacidad bélica y su amenaza transnacional, lo que abriría herramientas legales internacionales diferentes.

• Apoyar una postura firme y de fuerza coordinada (no subordinada) contra estos grupos.

Alcalde, como portavoz principal de su partido, ignora por completo la semántica precisa y salta deliberadamente a la conclusión más inflamatoria posible: la "intervención extranjera" y la "pérdida de soberanía". Este salto no es un error de interpretación; es una estrategia de campaña calculada. Al falsear la postura de la oposición, puede presentarla como "traidora a la patria", un enemigo fácil de desacreditar ante una base electoral que, como bien señala el análisis, a menudo no tiene el tiempo o los medios para verificar las declaraciones originales.

2. El Doble Objetivo: Adoctrinar al Pueblo y Proteger al Narco

La acusación de que la oposición "busca entregar la patria" es proyectiva. ¿Quién está realmente entregando el país?

• Al ciudadano de a pie le entrega violencia e impunidad, con niveles históricos de homicidios y control territorial de los cárteles.

• Al crimen organizado le entrega la estrategia fallida de "abrazos, no balazos", que en la práctica se ha traducido en pactos de no agresión y coexistencia en numerosas regiones del país.

He aquí la hipocresía fundamental: la furia retórica de la presidenta de MORENA no nace de un genuino patriotismo, sino del pánico a que una agenda internacional seria contra el narco (como la designación de grupos terroristas) destape la red de complicidades, acuerdos tácitos y corrupción que han permitido a los cárteles florecer durante el gobierno que su partido lidera. Atacar frontalmente al narco significaría atacar a sus propios aliados políticos y económicos en los estados, romper los acuerdos de gobernabilidad que mantienen "tranquilos" algunos territorios, y exponer el fracaso absoluto de la política de seguridad de la administración que apoyan.

3. Conclusión: Un Juego de Palabras para Defender a los Verdaderos Enemigos

En resumen, la estrategia de Luisa Alcalde como líder morenista es un ejemplo de manual de la orwelliana manipulación del lenguaje:

1. Distorsionar el mensaje del oponente.

2. Reducir un debate complejo a un eslogan emocional ("¡Ellos quieren que nos invadan!").

3. Desviar la atención del fracaso propio y de las acusaciones de complicidad con el crimen.

Al final, el mensaje que la Presidenta de MORENA envía es claro: prefieren generar odio hacia la oposición, jugar con el nacionalismo más barato y engañar a un pueblo al que subestiman, antes que admitir su colapso en seguridad y la posible cooperación con el crimen que los sustenta. No defienden la patria; defienden su narrativa y a los intereses oscuros que prosperan bajo la omisión y complicidad de los funcionarios que su partido ha protegido. Lilly Téllez puso el dedo en la llaga de un partido y un gobierno que le tiene más miedo a las consecuencias de enfrentar al narco que al narco mismo.