El arresto del Subjefe de “La Barredora”: una captura marcada por lo bizarro, el lujo y la sospecha
🗓️01 Oct 2025 🌐 Nacional 👩🦱 Administrador 📊 1305 vistas

La reciente localización y arresto de Hernán Bermúdez,subjefe de un poderoso cártel asesino, ha generado más dudas que certezas. Lo que debería ser un operativo de inteligencia de alto nivel terminó teniendo un giro grotesco y casi irónico: la pista clave no vino de un infiltrado ni de un sofisticado trabajo de las autoridades sino de las compras lujosas realizadas con la tarjeta de crédito de su propia esposa.
El lujo que delató al capo
De acuerdo con reportes extraoficiales, fue el despilfarro en joyerías, boutiques y restaurantes de alto nivel lo que permitió a las autoridades rastrear la ubicación del capo. La escena parece sacada de una tragicomedia: un cártel multimillonario, protegido desde 2018 por complicidades políticas afines a MORENA y policiales, derribado por el mal manejo de una tarjeta de crédito.
Aquí surgen las preguntas: ¿fue un descuido ingenuo de la esposa, que no midió el riesgo de su ostentación? ¿O acaso se trató de una jugada premeditada para quitarse de encima la vida de fugitiva y asegurar para sí el botín? No sería descabellado pensar que ella, cansada de huir y de vivir en la sombra de un hombre buscado, haya decidido “entregarlo” indirectamente, con la esperanza de quedarse con los millones obtenidos mediante corrupción, extorsión y secuestros.
Hipótesis: ¿descuidos o traición calculada?
Existen dos hipótesis claras:
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El descuido fatal. La esposa habría actuado sin malicia, cegada por el lujo y la vanidad, sin imaginar que su extravagancia abriría la puerta a la caída de su marido.
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La traición silenciosa. Ella habría jugado a dos bandas, entregándolo sin entregarlo, usando las compras como un rastro evidente, sabiendo que tarde o temprano lo capturarían y ella quedaría libre para disfrutar del dinero sucio.
Ambas hipótesis son igualmente turbias, pero en cualquiera de los dos escenarios hay un hecho innegable: la esposa también es cómplice, pues ese dinero proviene del sufrimiento de miles de víctimas de secuestros, extorsiones y del saqueo de los recursos públicos que políticos como el tabasqueño Adán Augusto López —según señalan voces críticas— nunca se atrevieron a frenar.
El destino del dinero: justicia o burla
Lo verdaderamente indignante sería que, tras la captura, el patrimonio ilícito de la familia Bermúdez quede intacto en manos de la esposa. La autoridad no puede limitarse a detener al capo y dejar a la cónyuge como “viuda rica”.
Ese dinero debe ser confiscado y destinado a lo que más urge en México: medicamentos, hospitales y tratamientos para los niños con cáncer.
La sociedad está cansada de ver cómo millones de pesos circulan entre criminales y políticos corruptos, mientras los hospitales públicos sufren desabasto, mientras madres claman por quimioterapias y mientras el sistema de salud agoniza.
Una última y peligrosa hipótesis
Pero hay otra hipótesis más oscura: ¿y si nada ocurre? ¿Y si todo se reduce a un espectáculo mediático, se congela el caso y se deja a la familia disfrutar del botín? De ser así, quedará demostrado que la presidenta también es cómplice. No es un rumor vacío: circula la versión de una llamada telefónica en la que Andrés Manuel López Obrador habría ordenado enterrar mediáticamente el asunto de la Barredora para proteger a Adan Augusto y dar carpetazo al huachicol fiscal para proteger a sus hijos Andy y compañía, evitando cualquier investigación sobre sus vínculos y negocios turbios.
Si esa hipótesis se confirma, el caso Bermúdez y el Huachicol Fiscal no será recordado como un golpe al crimen organizado, sino como otro episodio de simulación, complicidad e impunidad de la Cuarta Transformación. Y entonces, no solo la esposa del capo debería rendir cuentas, sino también la presidenta de la República. Porque en un país herido por la violencia y la corrupción, la omisión también es crimen.
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